viernes, 13 de junio de 2008

La Vida en un Segundo

¡Movió una mano!... escuché levemente, abrí mis ojos, y ahí estaban: mi hijo ¿y mi hija?. Quise hablarle a mi retoño y preguntarle por mi niña, pero no pude; solo lo veía, él parecía asombrado y salió de la habitación enseguida.
¿Una habitación? Indudablemente no eran las paredes color ocre de mi casa. Esta sala, de color blanco como mis recuerdos, presagiaba algo malo: no por su decaída apariencia, sino por la luz penetrante que estaba sobre mí... me examinaba, me acaloraba, incluso me adormecía.
Estaba en la pieza blanca y una enfermera pálida llegó rápidamente. Tomó mi mano y me miró sorprendida. Recuerdo que dijo que la situación era “formidable”... ¿Qué situación?. El sentido obvio aún no lo perdía, y creí estar en un hospital. Y si estaba en el recinto era por algo, quise preguntar que pasaba y no pude mencionar palabra alguna.
No sabía que pasaba, intentaba moverme y tampoco podía. Me desesperaba... sólo sentía lágrimas caer por mis mejillas, lágrimas dudosas e inservibles, no sabía porqué lloraba... sólo lo hacía.
Llegó mi hijo y me miró, me dijo que me amaba y que estaba muy feliz por lo que había logrado. ¿Logré algo?... ni siquiera me movía y ya había conseguido algo. Me dijo muchas cosas, hasta un momento que quedé atónito; mi hijo comentó:
- Hace dos años ni siquiera te movías, y hoy ya mueves tu manito, ¡Vamos por buen camino, viejo!
Dos años, sin saber nada. 730 días de incertidumbre. Nunca tuve noción del tiempo, sólo recibía visitas periódicas de mi hijo. Ya no iba mi hija. Aún recuerdo ese último día, donde no existió sala, ni hijos, ni nada. Sólo una luz, la última luz.
Un día descansaba con los ojos cerrados, presté atención a mi entorno y todo era celeste y blanco, la luz seguía encendida e incluso era más penetrante, y se mezclaba con una brisa. Estaba descalzo y mis pies empezaban a quemarse, seguía acostado en algún lugar. Quise abrir los ojos, pero no pude. Sentí que me iba, que la brisa y mis pies ardientes, no importaban. La luz me preocupaba.La luz bajó y estaba frente a mí. Todo era negro, y la silueta de dos hombres de traje formal me incomodaba, me miraban furiosos y me preguntaban cosas. No podía responder. La luz aumentaba su fulgor... quería hablar y terminar con esa tortura. Pero no pude. Mis ojos lloraban por tan terrible castigo. Al rato, ya no había hombres, ni corbatas, sólo la luz.
Después vi a mi hijo muy feliz, con una cámara fotográfica en sus manos y ropa playera. Mi hija, me abrazaba, esperando algo y sonriendo. Apareció la luz temporalmente, tuve que cerrar mis ojos por su intensidad. Ni la felicidad de mis hijos, ni su sonrisa me permitió saber donde estaba.
De nuevo estaba acostado, y transpirando en una habitación desordenada y una ventana imponente estaba delante de mí: llovía copiosamente y sin pausa alguna, mi corazón latía muy rápido y aún más, cuando una luz y un sonido ensordecedor entraron por la ventana. Un trueno cegó mis ojos. Llevándome nuevamente a otros lugares... pasé por tantas situaciones, situaciones que alimentaban mi recuerdo y permitían lamentarme por el pasado, ese pasado desaprovechado y que tanto valoro ahora, que ni siquiera mi lengua puedo mover. La angustia me arrancó el alma y rasgó mi corazón, destruyó mis interiores e incitó al llanto.
Vi por última vez la luz. Era tan cálida, y quise dirigirme a ella. Avanzaba... ¡y podía! mis pasos eran tenaces y la paz consumía mi ser. No podía pensar en otra cosa que no fuera ser feliz. Y sí, lo era. Feliz.
Llegué a la luz y sentí que subía. Subía al cielo y encontré a mi hija. Me invitó a pasar con ella a una casa muy grande. Todos mis cercanos y familiares estaban ahí, esperándome. Llegué a mi Edén, donde siempre quise estar y ahora puedo descansar, eternamente, con el cariño de los míos. Hoy, estoy en el paraíso y día a día cuido a mi hijo desde aquí. Estoy seguro que pronto nos encontraremos. Muy pronto, hijo mío.
Daniel Pérez Ahumada
Alumno II°A Liceo Rosa Tocornal

1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY MUY HERMOSO...TRISTE...PERO HERMOSO.QUE ALEGRIA SABER QUE HAYAN JOVENES CAPACES DE ESCRIBIR ALGO TAN MARAVILLOSO.FELICITACIONES!!!